
Descubrí el tejido cuando tenía 8 o 9 años, mi abuela siempre estaba con las agujas a cuestas, ella siempre tenía un proyecto. A mi hermana y a mí nos tejío una colcha con cuadrados de crochet a cada una de todos colores.
Una tarde le dije si me podía enseñar, me acuerdo como sus ojitos se iluminaron sabiendo que a su nieta le interesaba. Armada de paciencia me enseñó como montar los puntos, como sostener las agujas y me dijo que me enseñaba el Santa Clara para comenzar (punto derecho)
Yo prestaba atención todo lo que me indicaba, le tomé un poco la mano y me lo llevé a casa, entusiasmadísima. Cuando regresé a su casa, creo que le habia hecho como diez vueltas. Empecé con cinco puntos, ¡y terminé como con cuarenta! no se que le hacía al pobre tejido pero siempre saían con puntos de más. Mi pobra abuela con su santa paciencia me lo volvía a explicar.
Adoraba las tardes que pasábamos juntas, solo con el chin-chin de las agujas.